La obra incluye movimiento acrobático, danza contemporánea, voz, teatro, manipulación de elementos visuales, proyecciones audiovisuales y una gran carga expresiva de los diferentes procesos emocionales que este personaje transita igual que todas las personas vivimos en algún momento de nuestras vidas.

Es una obra que invita al público a entrar en su silencio y ahondar ahí donde solo se escucha la voz del corazón.

A la propuesta escénica se suma la posibilidad de un coloquio final entre artista y público, con la intención de crear un diálogo enriquecedor y nutritivo multidireccional, con base en los temas que la obra trata y abierto a otras cuestiones que puedan surgir y así dar espacio a el planteamiento de inquietudes importantes para cada cual en el despertar de la conciencia y auto-desarrollo.

Entre todos unimos fuerza para escuchar esa voz propia que tiene la verdad de nuestra naturaleza como seres humanos libres.

Otro de los pilares de esta obra, es el apoyo que la misma tiene en la música, de la mano de El Agente Naranja, Kike Suay y Manolo Millán, escogida y también compuesta de forma muy precisa para ambientar y crear estados en el sentir del espectador.

Una música con mucha intensidad y diferentes pasajes que acentúan el dinamismo del espectáculo.

La iluminación es una parte fundamental de la composición escénica, ya que el juego de luces genera un diálogo entre la intérprete, la música y la historia, que en conjunto va creando ese halo de magia que hace posible la intensidad de dicha obra y todo el significado que se transmite en ella.

Una obra de pasión, drama, contención, locura y libertad con toques de humor.